Quédate conmigo. A veces no soporto el silencio que me oprime cuando estoy sola. Siempre aparece abarrotado de palabras audibles. Voces que se solapan las unas con las otras, en busca de mi atención, cuando yo sólo anhelo respirar el sosiego del vacío… Quédate, pues con tu presencia todo es más fácil. Contigo puedo enmudecer a las ideas que me alejan de mi propósito. Soy capaz de contemplar la inmensidad del mundo sin sufrir de vértigo y volar, ya que me sostiene la suave placidez de tu mano. A tu lado al fin, me relajo.
Contigo desalojo a las palabras que no sirven para nada y consigo que todo discurra con naturalidad, como tiene que ser. Dejo de preocuparme por el mañana y el ayer se enreda en el pasado hasta morir en él. Me quedo a solas con mi subconsciente y gozo al ver cómo se ilumina. Sonrío, porque alcanzo nuevos matices con los que decorar mi alma y porque tú estás a mi lado, equilibrándome. Compartiendo la delicada esencia del momento presente sin dañarlo. Haciendo del espacio, el propio espacio del ser.
Quédate, seamos luminiscencia. Empecemos a llenar de amor todos los instantes de esta vida.
Seamos.
Imagen: Mikeila Borgia


Publicaciones por Pilar Ortiz
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O bien: quédate, porque sin su luz, su equilibrio, su deliciosa normalidad… todo se vuelve mucho más cuesta arriba.
Ahí te he visto fino, moreno 😉