Esto también pasará

Murmullos de agua impregnan mi recuerdo. Camino envuelta en esbozos de mundos que yo misma fui cosiendo, sin apenas precisión… Quizás sólo trataba de encontrarme en alguno de ellos o quizá, sólo pretendí escapar de mí… Lo cierto es que ahora, se emborronan los momentos soñados con los imaginados y a menudo, tropiezo con los jirones de fantasías que en su día, deseché… Me hallo impregnada de sombras, cargada de decepciones, encadenada a unos lastres por los que hace tiempo, me corté los brazos…

Mis pasos se confunden con el anhelo y el olvido, mientras atravieso este callejón de humo, escarcha y alquitrán. Me saben las palabras a óxido y martillo, pues tras ellas está mi alma apuntalada a un puñado reproches, que envenenan la vida de todo el que escucha y asiente.

Confieso que a veces, imagino que una mano gigante atraviesa mi cuerpo hasta hacer trizas mis huesos… y yo sólo la miro y la dejo destruirme. En parte me complace sentir cómo aprisiona entre sus fríos dedos de metal y cenizas, eso que dentro de mí, bombea sangre y unas veces, consuela y otras, destruye. Contemplo la manera en la que esa fría mano me lo arrebata todo, como quien recoge una uva de un racimo y ya sólo queda esperar a que el tallo expire.

Sonrío en mitad de este caos que ha dejado en stand by las emociones que me conectan con la vida. Es posible que el camino que siempre he buscado se esfume una vez más en mi horizonte. Pese a esto y a todo lo demás, ¿qué me queda? Cenizas, acero, humo y el último susurro de un palpitar vagabundo, que bajo todo pronóstico se marchitó, como lo hacen las flores cortadas dentro de un jarrón con agua.

Y aún así, mi respuesta siempre será la misma:

Esto también pasará.

Imagen: Nicolas Sénegás